Israel ha lanzado una serie de ataques aéreos y ciberoperaciones dirigidas contra instalaciones clave del programa nuclear iraní. Los objetivos incluyeron las centrales de Natanz, Fordow e Isfahán, junto a centros de inteligencia y desarrollo militar. El régimen iraní respondió con una ofensiva de misiles y drones que alcanzaron infraestructuras civiles y energéticas en Tel Aviv y Haifa.
¿Qué ha pasado?
- Natanz, donde Irán enriquece uranio hasta el 60 %, ha sufrido graves daños. Fuentes de la OIEA afirman que una parte significativa del complejo fue destruida, incluso en zonas subterráneas.
- Fordow, uno de los búnkeres más protegidos, resistió mejor el ataque. Las defensas naturales del lugar (bajo roca sólida) evitaron daños estructurales significativos.
- En Isfahán, también se reportan daños a infraestructuras sensibles, aunque no se ha alcanzado el reactor civil de Bushehr.
Irán reaccionó con una ofensiva aérea de misiles balísticos y drones, que provocó daños en infraestructuras clave israelíes, incluidos objetivos no militares.
Enfoque liberal-libertario
Desde una visión liberal clásica y minarquista, el uso de la fuerza solo está justificado si hay una amenaza real, concreta e inminente. En este caso, las autoridades israelíes no han aportado pruebas concluyentes de que Irán estuviese a punto de construir armamento nuclear ofensivo. Sin esa evidencia, la legitimidad del ataque queda en entredicho.
Además:
- La respuesta iraní, aunque condenable por su impacto sobre población civil, era previsible.
- El rol de Estados Unidos ha escalado el conflicto: Washington ha exigido una rendición “incondicional” de Teherán y ha reforzado su presencia militar en la zona.
- La comunidad internacional pide moderación, pero hasta ahora no se ha reactivado ninguna vía diplomática efectiva.
Reflexión desde la libertad
- La defensa sí, pero dentro del principio de no agresión.
- La violencia estatal debe tener límites claros y estar respaldada por hechos verificables.
- Las consecuencias colaterales de estas acciones recaen, como siempre, sobre civiles.
- Las guerras preventivas suelen terminar expandiendo el poder del Estado y reduciendo libertades individuales, tanto en los países agresores como en los agredidos.
Conclusión
Israel puede tener motivos legítimos para desconfiar del régimen iraní, pero el respeto al derecho natural y a la libertad exige transparencia, proporcionalidad y agotar todas las vías pacíficas. Cuando los gobiernos actúan sin rendir cuentas, el precio lo pagan siempre los individuos.
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